La forma científica de esta frase de múltiples significados y connotaciones sería “ponlo al pecho”. Aunque es bien sabido que su forma coloquial es la más utilizada en asuntos de lactancia, sobre todo cuando familiares, profesionales de la salud, amistades y cualquier otro curioso que acompañe un puerperio —que, claro, no sea de la opinión de meter un bote de fórmula de buenas a primeras— se han quedado sin idea de cómo ayudar a la madre en turno.
Bien sea por algún problema emocional, físico o incluso del recién nacido. “Tú pégatelo” o, en su forma repetitiva, “pégatelo, pégatelo, pégatelo”, es la frase mas concurrida cuando de auxiliar se trata.
¿POR QUÉ LO SÉ?
Pues bueno: porque, antes de enterarme que existen personas que estudian para acompañar los procesos de lactancia de las madres, que bien pueden suceder como en las nubes o en el inframundo, fue la frase que varias veces me repitieron.
En el hospital, por ejemplo: al de pedir el alojamiento conjunto (esto es, que tu bebé se queda en tu cuarto y no en el cunero), enfrente de varios ojos incrédulos y miradas reprobatorias y habiendo firmado una hoja escrita por las enfermeras en la que prácticamente decía que me hacía cargo de mi bebé (cosa que fue bastante rara, puesto que antes de firmar eso yo ya daba por entendido que así era). Incluso tomé una fotografía a dicho escrito pues me parecía lo suficientemente simpático y a la vez, terrorífico.
Después de una serie de protocolos un poco improvisados debido a la incapacidad de algunos de nuestros hospitales en la cuestión humanitaria, por fin me entregaron en brazos a mi recién parida hija, cosa extraña porque lo normal es verlos al día siguiente o a las muchas horas, según sea el caso. Justo lo primero que me dijo la enfermera cuando vio mi mirada de pánico de madre primeriza al recibirla en mis brazos, todavía húmeda y calientita, fue: “Pégatela”. En mi cabeza: “Oh, por Dios, y ya firmé la carta; si no la atiendo bien, morirá y será mi culpa”.
Después de 10 respiraciones… “Pégatela”. Ok. Todos tranquilos, esto es lo que quiero hacer; lo he visto en las películas, en Friends Rachel lo hizo muy bien, muy fácil todo, seguro yo también puedo… ¿Cómo me la pego?
Y así, después de una serie de posiciones extrañas, manipulaciones de chichi y de bebé “pegándomela” al pecho en las maneras menos mamíferas posibles y con mi hija llorando por primera vez en mis brazos, en un grito de hambre y posteriormente llorando las dos, terminé por darle un biberón.
Ésa fue mi iniciación a la lactancia. Me costó unas semanas corregir el rumbo de no haber entendido el verdadero significado de “pégatelo” o lo que se supondría que debe significar. Gracias a mi esposo, ambos convencidos de que queríamos lo mejor para nuestra hija y eso era justo darle leche materna, encontramos una asesora de lactancia que con paciencia, amor y guía, justo como toda lactancia debe iniciar, nos mostró el camino para que mi hija tomará el pecho y fuera alimentada exclusivamente con él.
SIGNIFICADO VERDADERO DE ``PÉGATELO``
Pégatelo:
Proviene del latín picare o pegar, que significa: adherir una cosa con otra de modo que entre las dos no quede espacio alguno.
Acción y efecto de acercar al bebé desnudo recién nacido al pecho de la madre, desnudo de igual manera. Sentirse, reconocerse, olerse, saberse uno como parte del otro de manera divina en un milagro. Respirar, relajarse, oxigenarse, confiar, dejar que el instinto natural se apodere de ambos para abrir paso a la lactancia de manera suave.
Una vez que madre y bebé, en esta perfecta armonía, cuyas raíces viajan miles de años a nuestros antepasados, haya sido capaz de recordar genéticamente e instintivamente el camino, el cuerpo hará lo necesario sin dejarse interrumpir por nada. Cuando el recién nacido tome el pecho de la madre y se nutra de él en todos los sentidos, sabremos que la acción habrá sido exitosa. El deber único de la madre después de esto es aferrarse con todas sus fuerzas a este instinto primario, confiar en él y no dejarlo ir jamás.